Definiciones del capital en los Grundrisse.
por Rubén Dri.
El dúo Marx-Engels participa en la revolución de 1848, de cuya experiencia nacerán los análisis coyunturales más ricos que salieron de sus plumas, especialmente de la de Marx como “El 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte”, “Las Luchas de clases en Francia” y “Revolución y contrarrevolución en Alemania”. Derrotada la revolución y ya instalados en Inglaterra, Marx en 1857 retoma los estudios económicos y no por casualidad revisa en 1858 la “Lógica de Hegel”, mientras va trabajando en lo que finalmente será la obra fundamental que conocemos como “El Capital”.
Todo el material que Marx va acumulando se publica posteriormente con el título de “Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858”. Es un material de inapreciable valor para internarse en el pensamiento dialéctico de Marx que subtiende todo el entramado de su obra capital.
“Es necesario desarrollar con exactitud el concepto de capital ya que el mismo es el concepto básico de la economía moderna, tal como el capital mismo –cuya contrafigura abstracta es su concepto- es la base de la sociedad burguesa. De la concepción certera del supuesto fundamental de la relación, tienen que derivar todas las contradicciones de la producción burguesa, así como el límite ante el cual ella misma tiende a superarse” (273).
“El dinero como capital es una determinación del dinero que va más allá de su determinación simple como dinero. Puede considerársele como una realización superior, del mismo modo que puede decirse que el desarrollo del mono es el hombre” (p. 189).
“Determinación universal del capital, antes de que pasemos a su particularidad como dinero” (pp. 190-191).
“El quid de la cuestión reside en que, si bien todo capital es trabajo objetivado, que sirve como medio para una nueva producción, no todo trabajo objetivado que sirve como medio para una nueva producción, es capital. El capital es concebido como cosa, no como relación”. (p. 197).
“Capital no es una relación simple, sino un proceso, en cuyos diversos momentos nunca deja de ser capital” (p. 198).
“Para alcanzar el concepto de capital, es necesario partir del valor y no del trabajo, y concretamente del valor de cambio ya desarrollado en el movimiento de la circulación” (p. 198).
Tan pronto como el dinero se pone como valor de cambio, es capital”. (p. 199).
“En el capital por primera vez el VC se pone como tal, de tal manera que se conserva en la circulación, no pierde su sustancia, sino que se transforma siempre en otras sustancias, se realiza en una totalidad de las mismas” (p. 200).
“El capital se transforma alternativamente en mercancía y en dinero, pero 1) es él mismo la mutación de estas dos determinaciones; 2) deviene mercancía, pero no ésta o aquella mercancía, sino una totalidad de mercancías”. (p. 201).
El capital es “un VC que se conserva y se perpetúa en la circulación y mediante ella”. (202).
“El VC se pone a sí mismo como VC, mientras se valoriza, es decir, aumenta su valor. El dinero (en cuanto salido de la circulación y vuelto sobre sí mismo) ha perdido como capital su rigidez y se ha transformado, de cosa palpable, en un proceso” (p. 203).
“El VC pone al trabajo vivo como medio de la producción de ese valor” (p. 203).
“La diferencia entre producto y capital es justamente la de que el producto en cuanto capital expresa una relación determinada, correspondiente a una forma histórica de sociedad” (204).
“Pero si consideramos en sí misma la circulación en su conjunto, tenemos que el mismo VC, el VC como sujeto se pone, ora como mercancía, ora como dinero y que justamente el movimiento consiste en ponerse en esta doble determinación, y conservarse en cada una de las formas como su contraria, en la mercancía, como dinero y en el dinero como mercancía”. (206).
“El VC puesto como unidad de la mercancía y el dinero es el capital, y ese propio ponerse se presenta como la circulación del capital. (La cual, empero, es una línea en espiral, una curva que se amplía, no un simple círculo” (206).
“Los socialistas dicen, ciertamente, que necesitamos capital pero no a los capitalistas. El capital aparece aquí como una mera cosa, no como relación de producción que, reflejada en sí misma, es justamente el capitalista” (244).
Capital para-sí = Capitalista.
Trabajo para-sí = Obrero.
Capital: “Una relación en la que el valor y el trabajo se vinculan, en la que se relacionan y se distinguen entre sí y no están yuxtapuestos como indiferentes indiferenciados” (250-251).
“El valor entra en escena como sujeto” (251).
Valor del capital en el proceso de producción:
1) Unidad ------->División (salario, valor del instrumento de trabajo, materia prima) ------>Suma (Unidad originaria). (255).
“Al entrar en la circulación el capital recibe su ser-para-sí; recibe, por consiguiente, su relación original con su propietario” (259).
El capital presupone:
1) El proceso de producción en general, característico de todas las situaciones sociales, carente por tanto de carácter histórico.
2) La circulación, que en cada uno de sus elementos, y más aún en su totalidad, es un producto histórico determinado.
3) El capital como unidad determinada de ambos. (261).
“La autoconservación del capital es su autovalorización” (265).
“El gran sentido histórico del capital es el de crear este trabajo excedente, trabajo superfluo desde el punto de vista del mero VU, de la mera subsistencia” (266).
“La circulación del capital es al mismo tiempo su devenir, su crecimiento, su proceso vital. Si algo habría de ser comparado a la circulación de la sangre, ese algo no sería la circulación formal del dinero, sino la del capital, llena de contenido” (II 4).
“Así como el grano en cuanto semilla, puesto en la tierra, pierde su valor de uso directo, se desvaloriza como valor de uso directo, tenemos que el capital se desvaloriza desde el término del proceso productivo hasta su reconversión en dinero y a partir de éste nuevamente en capital” (II 7).
“El capital, por su naturaleza, tiende a superar toda barrera espacial. Por consiguiente la creación de las condiciones físicas del intercambio –de los medios de comunicación y de transporte- se convierte para él y en una medida totalmente distinta, en una necesidad: la anulación del espacio por el tiempo” (II 13).
“El capital mismo es la contradicción, ya que constantemente procura suprimir el tiempo de trabajo necesario (y esto implica a la vez la reducción del obrero a un mínimo, id est su existencia como mera capacidad de trabajo viva), pero el tiempo de plustrabajo sólo existe antitéticamente, sólo en antítesis con el tiempo de trabajo necesario, por cuanto el capital pone el tiempo de trabajo necesario, como necesario para la condición de su reproducción y valorización”. (II 35).
“Cuando partimos no del capital en formación sino del capital formado, el mismo recorre las siguientes fases: 1) Creación de la plusvalía o proceso inmediato de la producción. Su resultado es el producto. 2) Transporte del producto al mercado. Transformación del producto en mercancía. 3) a) Ingreso de la mercancía a la circulación ordinaria.. Circulación de la mercancía. Su resultado: transformación en dinero. Éste se presenta como primer momento de la circulación ordinaria. b) Reconversión del dinero en las condiciones de producción: circulación monetaria; en la circulación ordinaria, la circulación mercantil y la monetaria se presentan siempre divididas en dos sujetos diferentes. El capital circula primero como mercancía, luego como dinero y viceversa.4) Renovación del proceso de producción, lo que aquí se presenta como reproducción del capital originario, y proceso de producción del pluscapital”. (II 129).
“El capital ... un movimiento que retorna a sí mismo” (II 130).
“Como sujeto que domina las diversas fases de este movimiento ... como el sujeto de estas transformaciones que se operan en un movimiento circular –como espiral, círculo que se amplía-, el capital es capital circulant.(II 131).
“El capital es, pues, en cada fase particular, la negación de sí mismo en cuanto sujeto de las diversas mutaciones” (II 131).
Comentarios
En los Grundrisse Marx dice: “Mediante la incorporación del trabajo al capital, éste se vuelve proceso de producción” (Marx I :1980, 244). El trabajo se incorpora al capital y éste se vuelve proceso de producción, el cual, a su vez, es un proceso de valorización. Porque el trabajo es valor de uso del capital y valor de cambio para el obrero.
El trabajo existe desde que existe el ser humano. Ahora bien, en el capitalismo el trabajo del sujeto está incorporado al capital, forma parte del capital. Capital-trabajo conforman una totalidad. Es necesario tener siempre presente que para que haya dialéctica tiene que haber una totalidad. No hay dialéctica en la relación propiedad – no propiedad. Esta relación deviene dialéctica cuando la propiedad se transforma en capital y la no propiedad, en trabajo, porque entonces el trabajo está incorporado al capital, pasa a ser como el objeto, y el capital, como el sujeto que incorpora a ese objeto.
El sujeto es proceso de producción, proceso de creación. Pero acá el sujeto es el capital, no el sujeto humano. Y este sujeto de producción es sujeto de valorización. O sea, la producción es, a su vez, creación de valor. Porque el trabajo es valor de uso para el capital –lo utiliza-. Para el obrero es valor de cambio. El obrero “cede su fuerza creadora” por lo cual necesariamente “tiene que empobrecerse ... ya que la fuerza creadora de su trabajo en cuanto fuerza del capital, se establece frente a él como poder ajeno” (Id 248).
“Es necesario desarrollar con exactitud el concepto de capital ya que el mismo es el concepto básico de la economía moderna, tal como el capital mismo –cuya contrafigura abstracta es su concepto- es la base de la sociedad burguesa. De la concepción certera del supuesto fundamental de la relación tienen que derivar todas las contradicciones de la producción burguesa, así como el límite ante el cual ella misma tiende a superarse” (Marx I: 1980, 273).
Para Hegel, siendo el sujeto, que es siempre la totalidad sujeto-objeto, la verdadera realidad, desarrollando el concepto de sujeto se llega a todas las contradicciones de la realidad. Como, según Marx, en el capitalismo es el capital el que pasa a ser sujeto, se trata de “desarrollar con exactitud” su concepto, porque de allí saltarán todas las contradicciones de esta realidad invertida.
Pasaremos, pues, revista a algunas de las definiciones del capital que nos proporciona Marx, teniendo en cuenta que, al igual que en Hegel, no se trata propiamente de definiciones, sino de aproximaciones, que se realizan desde distintos ángulos.
“El dinero como capital es una determinación del dinero que va más allá de su determinación simple como dinero. Puede considerársele como una realización superior, del mismo modo que puede decirse que el desarrollo del mono es el hombre” (Id 189).
Marx hace una comparación mono – hombre y dinero – capital. De acuerdo al concepto de verdad ontológica, el sujeto no es una entidad ya hecha, ya constituida, sino un proceso de realización. Por lo tanto puede ser menos verdadero o más verdadero, de acuerdo a que se encuentre menos o más realizado. La verdad del mono está en el hombre, y no al revés. Analizando al hombre yo puedo descubrir al mono, pero analizando al mono no puedo descubrir al hombre.
Lo más realizado es siempre una clave para descubrir lo menos realizado y no al revés. Lo más complejo y posterior en el tiempo es lo más verdadero, al revés de lo que afirma el positivismo, para el cual lo más simple y anterior en el tiempo es lo más verdadero. Así Durkheim va a buscar en las sociedades primitivas, en el totemismo, la verdad de la religión. Marx, en cambio busca en la sociedad capitalista, la más desarrollada, la verdad del Estado. Así, el dinero sería el germen del capital, es decir, el capital vendría a ser el desarrollo del dinero, o sea, una realización superior del dinero.
“El quid de la cuestión reside en que si bien todo capital es trabajo objetivado que sirve como medio para una nueva producción, no todo trabajo objetivado que sirve como medio para una nueva producción, es capital. El capital es concebido como cosa, no como relación” (Id 197).
El trabajo se objetiva en máquinas, herramientas, infraestructura, etc. que sirven como instrumentos para una nueva producción. Sin embargo, no todo trabajo objetivado es capital. No lo es en una sociedad de relaciones comunitarias, esclavistas o feudales, porque en estas sociedades el trabajo no es subsumido por esos objetos transformados en sujetos. Sólo sucede ello en la sociedad capitalista. En ésta, efectivamente, el objeto creado por la trabajo se transforma en sujeto que pasa a dominar al sujeto que lo ha creado.
Ello no puede comprenderse si se considera al capital como un objeto, como una cosa. Es lo que le pasa a Max Weber quien por ello cae en un error cuando dice que en toda la historia ha habido capitalismo, porque en todas las sociedades se han creado objetos, instrumentos.
Cuando engañosamente se postula unir el trabajo al capital se ve al capital como si fuese una cosa, un instrumento sin el cual el trabajo sería imposible. El trabajo, o el sujeto que trabaja necesita precisamente instrumentos, pero éstos sólo en el capitalismo se transforman en capital, o sea, en sujeto. La piedra que utiliza el cazador primitivo para matar al animal que le servirá de alimento no es capital, pero sí lo es la piedra de una constructora de la sociedad capitalista.
“El capital no es una relación simple, sino un proceso, en cuyos diversos momentos nunca deja de ser capital” ( Id 198)
El espíritu o sujeto, en la Fenomenología del espíritu, es un proceso en cuyo transcurso va asumiendo distintas configuraciones o formas –Gestalten- como conciencia, autoconciencia, razón, estoicismo, escepticismo, conciencia desgraciada, alma bella, saber absoluto. Pero nunca deja de ser sujeto o espíritu. Desde el universal abstracto de la “certeza sensible” hasta el concreto de la “razón”; desde la plena universalidad abstracta del “ser” al universal concreto del “concebirse” en el “saber absoluto”, siempre se trata del mismo sujeto, siempre el mismo y siempre otro, o siempre el mismo en su ser-otro.
De la misma manera el capital no sólo es una relación, sino también un proceso, en cuyos diversos momentos nunca deja de ser capital. Va asumiendo distintas configuraciones como mercancía, dinero, salario, renta. “Se transforma alternativamente en mercancía y en dinero, pero 1) es él mismo la mutación de estas dos determinaciones; 2) deviene mercancía, pero no ésta o aquella mercancía, sino una totalidad de las mismas” (Id. p. 201). O sea, nunca deja de ser sujeto, capital-sujeto.
“Para alcanzar el concepto de capital es necesario partir del valor y no del trabajo, y concretamente del valor de cambio ya desarrollado en el movimiento de la circulación” Id 198).
Si se parte del trabajo, nunca aparece el capital. Del análisis del trabajo se obtienen productos del trabajo, bienes, pero eso no es capital. Ahí se encuentra la trampa de la ideología de dominación capitalista, que transforma el objeto creado en capital. Por eso hay que partir, dice Marx, del valor, o sea de lo que ahí se valoriza. El capital subsume al trabajo, el cual produce valor, y una parte mínima de éste vuelve al trabajador. La otra parte va a engrosar, obviamente, al capital. Con respecto al tema del salario podemos ver que nunca se paga lo que vale el trabajo. El valor siempre es plusvalor, como el capital siempre es más capital.
“Tan pronto como el dinero se pone como valor de cambio es capital”( Id 199).
El sujeto, según Hegel “es el movimiento del ponerse a sí mismo”. Para ser sujeto hay que ponerse. Cuando el dinero –el sujeto- se pone como valor de cambio se convierte en capital. Se produce la inversión, según vimos, en la cual el capital pasa a ser el sujeto, y se desarrolla por lo tanto como sujeto, que va asumiendo, como el sujeto en la Fenomenología, distintas configuraciones, formas, según veíamos.
“En el capital por primera vez el valor de cambio se pone como tal, de tal manera que se conserva en la circulación, no pierde su sustancia, sino que se transforma siempre en otras sustancias, se realiza en una totalidad de las mismas” (Id 200).
Así como el sujeto se va transformando, el capital también se va transformando –en distintas sustancias, en distintos objetos, etc.-. Siempre se conserva y nunca deja de ser capital. El capital se transforma alternativamente en mercancía y en dinero, pero es el mismo en la mutación de estas dos determinaciones. Como decía Hegel, el sujeto es conciencia, es autoconciencia, es razón, pero siempre es el mismo sujeto. Por lo tanto, no es que el capital tiene dinero, sino que es dinero, como es mercancía.
Deviene mercancía, pero no esta o aquella mercancía, sino la totalidad de mercancías –el gran capital-. Ahora, la tendencia del capital es transformar todo en mercancía. “Todo en mercancía” quiere decir que todo es valor de cambio, no valor de uso. Se puede transformar en mercancía toda necesidad humana, tanto la comida como el nacimiento, la muerte o la habitación.
En el capitalismo no existe el bien común sino sólo mercancías. Todo se vende y se compra. Tiende a trasformarlo todo en mercancía, tanto que también el otro es mercancía, es objeto, es medio o instrumento que se puede utilizar. Todo tiene precio acá y todo tiende a mercantilizarse.
El valor de cambio se pone a sí mismo como valor de cambio mientras se valoriza, es decir, aumenta su valor. El dinero en cuanto salido de la circulación y vuelto sobre sí mismo ha perdido como capital su rigidez y se ha transformado de cosa palpable en un proceso (Id. p. 203).
Todo trabajo produce valor. El valor a su vez puede ser valor de uso o valor de cambio. Se configura en valor de uso en la medida que yo lo uso, y se transforma en valor de cambio en la medida en que se transforma en mercancía, la cual se intercambia. En el capitalismo todo valor de uso tiende a ser subsumido por la mercancía. Nada se produce por el bien común, se produce para ganar más, para acumular más, porque el capital está referido a sí mismo. El dinero es una cosa palpable, pero cuando yo lo inserto en la circulación, se convierte en un proceso; el capital se tiene que reproducir.
Pero si consideramos en sí misma la circulación en su conjunto, tenemos que el mismo valor de cambio, el valor de cambio como sujeto se pone, ora como mercancía, ora como dinero, y que justamente el movimiento consiste en ponerse en esta doble determinación y conservarse en cada una de las formas como su contraria, en la mercancía, como dinero y en el dinero como mercancía (Id. p. 206).
Es imposible entender el movimiento dialéctico del capital si prescindimos de su realidad como sujeto por el proceso de inversión que ya hemos considerado. El valor de cambio es el mismo capital que asume esa forma y desde esa forma o configuración se pone ya sea como mercancía, un producto a ser vendido o comprado, ya como dinero, la forma general de todas las mercancías.
Todo el movimiento consiste en ponerse alternativamente en esas dos determinaciones, manteniéndose siempre el mismo sujeto como su contrario. En la mercancía se mantiene como dinero, porque en cualquier momento puede transformarse en dinero. En el dinero, como mercancía, porque en cualquier momento puede transmutarse en mercancía. Siempre es él mismo en su ser-otro, en el dinero como mercancía y en la mercancía como dinero.
Es como el sujeto hegeliano que es continuamente “el mismo en su ser-otro”. Es siempre otro, pero este otro es él mismo. Juan, sujeto, es siempre otro, infante, niño, adolescente, estudiante, profesor, sociólogo, hijo, padre, pero ese “otro” siempre es el mismo. Es siempre “el mismo” Juan, en su ser-otro.
El valor de cambio puesto como unidad de la mercancía y el dinero es el capital, y ese propio ponerse se presenta como la circulación del capital. La cual, empero, es una línea en espiral, una curva que se amplía, no un simple círculo” (Id. p. 206).
Hegel presenta al sujeto tanto con la figura del círculo como con la del espiral. Ninguna de las dos figuras da una idea cabal de la dialéctica del sujeto. Una corrige a la otra. Mediante la figura del círculo se expresa que el desarrollo dialéctico no se realiza con elementos heterogéneos, sino como autodesarrollo del sujeto. Pero como ello podría ser interpretado que el desarrollo sería sólo repetición de lo mismo, el círculo es corregido por el espiral. Mediante esta figura se expresa que el sujeto avanza, crece.
Marx recurre a las mismas figuras para expresar la realidad del sujeto-capital. El capital es todo. Mercancía y dinero son dos configuraciones del capital. Esta circulación del capital es una espiral –como el sujeto hegeliano- no como un mero círculo en el sentido de mera repetición. Capital que se conserva, capital que se pierde. Debe crecer, aumentar, porque si no aumenta desaparece. Porque lo propio del capital es precisamente esta dinámica de absorción del trabajo, que significa absorción de la naturaleza, formación de la propiedad privada, es decir, del capital.
Es la lógica imparable del capital. En este sentido el capital es como el sujeto que desde el momento del universal abstracto busca su propia realización particularizándose. Del mismo modo, el capital tiene que alimentarse continuamente de particularidades.
Los socialistas dicen ciertamente que necesitamos capital pero no a los capitalistas. El capital aparece aquí como una mera cosa, no como relación de producción que, reflejada en sí misma, es justamente el capitalista (Id. p. 244).
Cuando digo que necesito capital, no al capitalista, estoy diciendo que necesito esa cosa que es la máquina, por ejemplo. Pero esa máquina es capital en el sistema capitalista, cuando se produce esta absorción del trabajo por el capital. Fuera de esa relación no es capital. El capitalista viene a ser este capital –como sujeto- reflejado en sí mismo. En ciertas interpretaciones y lecturas que se hacen sobre Marx, aparecen como cosas cuando se habla de fuerzas productivas, relaciones de producción, riqueza, propiedad privada. Y no se logra ver todo esto en su relación dialéctica, porque se lo saca precisamente de ese marco dialéctico – subjetual en el cual todo esto puede ser entendido.
El valor entra en escena como sujeto (Id. p. 251). Desde el momento en que el valor entra en escena, la realidad en sentido fuerte, es decir, la de los seres humanos, ha sido invertida. El sujeto ya no se encuentra en el ser humano sino en el producto del ser humano transformado en valor.
Valor del capital en el proceso de producción: Unidad ----> División( salario, valor de instrumento de trabajo, materia prima) ----> Suma(Unidad originaria) (Id. p. 255).
Como sujeto el capital sigue los pasos del proceso dialéctico: universal abstracto, particular, universal concreto. Parte de la unidad, el capital en general, el universal abstracto. Luego se particulariza, se escinde en salario, instrumento de trabajo, materia prima, para realizarse como universal concreto, la suma de todo.
La autoconservación del capital es su autovalorización (Id. p. 265).
Es decir, el capital no se puede conservar si no se valoriza, si no aumenta. Para que no se desvalorice tiene que producir para crecer. Su crecimiento no significa mayor bienestar para la población. Muchas veces sucede lo contrario, es decir, a mayor crecimiento del capital, menos bienestar para la población. Así sucedió en nuestro país en la década del 90. El enorme crecimiento de la masa de capital tuvo como contrapartida la desocupación y la pérdida masiva de derechos humanos fundamentales.
El capital, empero, como representante de la forma universal de la riqueza –el dinero- constituye el impulso desenfrenado y desmesurado de pasar por encima de sus propias barreras. Para él, cada límite es y debe ser una barrera. En caso contrario dejaría de ser capital, dinero que se produce a sí mismo (Id. p. 276).
La riqueza de por sí no es capital, pero en nuestro sistema capitalista es capital. La riqueza es el dinero. Trabajando se crea riqueza –no capital- para el trabajador, pero esa riqueza pasa a ser capital. El capital siempre alienta este impulso de crecer, de lograr siempre máximos beneficios. Para el capital cada límite debe ser traspasado Si no va más allá deja de ser capital, pasa a ser simplemente dinero de intercambio.
Así como el grano en cuanto semilla, puesto en la tierra, pierde su valor de uso directo, se desvaloriza como valor de uso directo, tenemos que el capital se desvaloriza desde el término del proceso productivo hasta su reconversión en dinero y a partir de éste nuevamente en capital(II p. 7).
La semilla que se siembra pierde su valor de uso directo. Se va a valorizar en la planta y cuando se reproduce. La pérdida del valor de uso es como la muerte. De hecho la semilla se descompone, muere. De esa muerte saldrá la vida en forma de planta o arbusto. Lo mismo pasa con el capital Efectivamente, cuando se pone a producir, se desvaloriza, muere, hasta su reconversión en dinero, y a partir de éste nuevamente en capital. Muere y vuelve a nacer, a crecer.
Es lo que pasa con todo sujeto. Éste, como sabemos es universal, pero antes de realizarse es abstracto, sin contenido, “universal abstracto”. Para realizarse debe morir como tal universal, debe “particularizarse”, escindirse, para recuperarse nuevamente como universal, pero ahora no abstracto, sino “concreto”.
El capital mismo es la contradicción, ya que constantemente procura suprimir el tiempo de trabajo necesario, (y esto implica a su vez la reducción del obrero a un mínimo, id est su existencia como mera capacidad del trabajo viva), pero el tiempo de plustrabajo sólo existe antitéticamente, sólo en antítesis con el tiempo de trabajo necesario, por cuanto el capital pone el tiempo de trabajo necesario, como necesario para la condición de su reproducción y valorización (II p. 35).
El capital como todo sujeto es una contradicción. Quiere suprimir, reducir el tiempo de trabajo necesario, pero a su vez necesita el plustrabajo, y para eso necesita aumentar el tiempo de trabajo. Por eso es una antítesis. Esto implica reducir al obrero a un mínimo.
El capital...un movimiento que retorna a sí mismo (II p. 130). Es una de las definiciones de capital en la que se manifiesta con más claridad su esencia como sujeto. Efectivamente, éste es siempre el movimiento que retorna a sí mismo, por lo cual Hegel lo representa por medio del círculo.
Éste es el motivo por el cual no se puede hablar de “humanización del capital”, de “capitalismo bueno”, de “alianza entre el capital y el trabajo”, “de bien común” en una sociedad capitalista. El capital es un movimiento que retorna a sí mismo. Su crecimiento es autocrecimiento, no es crecimiento para otros. Cuando se nos dice que la economía debe crecer y que con ello se solucionará el problema del hambre, se nos está diciendo una gran mentira.
Como sujeto que domina las diversas fases de este movimiento... como el sujeto de estas transformaciones que se operan en un movimiento circular- como espiral, círculo que se amplía- el capital es capital circulante (II p. 131).
El capital como sujeto que es domina las diversas fases de su movimiento. Ello significa que en ningún momento crece para servir a otros, sino para sí mismo. Si no lo hace, muere como capital. Cuando se pretende que mediante el capital se sirva al bien común, se le está pidiendo al capital que acepte morir como tal.
El capital es sujeto y, como tal circular, gira siempre alrededor de sí mismo. Se expande como un espiral que nunca mira hacia el exterior. No se puede esperar que de su desarrollo resulte el bienestar social.
El capital es, pues, en cada fase particular, la negación de sí mismo en cuanto sujeto de esas diversas mutaciones (II p. 131). Todo sujeto es en cada momento de su proceso, negación y negación de la negación. En el momento de la particularidad el sujeto se niega como universal, pero en el momento del universal concreto se niega como particular. O sea, es la negación de la negación. No de otra manera sucede con el capital en cuanto es sujeto.
Bibliografía citada
Marx, Karl (1980) Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858 (I), México DF, Siglo Veintiuno Editores.
Marx, Karl (1978) Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (Grundrisse) 1857-1858 (II), México DF, Siglo Veintiuno Editores.
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